miércoles, 26 de agosto de 2009

Mi primer iftar


Aunque no puedo decir que haya sido muy auténtico, ya que ni ha sido en una casa particular ni ha supuesto un verdadero breakfast -alguna vez habíais parado a pensar en el significado de esta palabra inglesa?: romper el ayuno- puesto que no había ayuno que romper... sí puedo decir que he participado de lo que es una comida típica de iftar. Y ha s¡do de-li-cio-sa!!!
Ya conocía el restaurante, Byblos, uno de los más "in" de la ciudad. Está muy bien decorado, con sencillez, algo fuera de lo común en este país, donde buen gusto equivale a ostentación del lujo, por lo que ponen dorados y brillos por todas partes.
La cocina es libanesa y exquisita. La foto corresponde a parte de los aperitivos de entrada: humus, aceitunas, crema de berenjenas, rollitos de queso y espinacas...y por supuesto, dátiles y café árabe (que más bien parece té). Para empezar, sopa de pollo o de lentejas, las dos muy ricas. Luego nos han servido una ensalada típica y han seguido trayendo aperitivos: salchichas libanesas, patatas picantes, rollos de hoja de parra rellenos de arroz, judías libanesas, garbanzos.... y después, el plato fuerte, a elegir entre carne o pescado. Hemos elegido carne y esperábamos un trozo de carne pero en lugar de eso nos han traído un plato lleno de diferentes tipos de carne: pollo, ternera, cordero... y diferentes panes, tipo pizza, algunos rellenos de carne. Todo acompañado por pan árabe (me chifla). Total, que por supuesto (y para no romper la tradición) hemos dejado bastante comida en la mesa y aún así, estábamos llenos. Como postre: sandía y melón, una especie de pudding con mermelada y frutos secos, pasteles árabes y un postre típico libanés que consiste en las raíces prensadas de un árbol (crujientes) sobre las que echas una especie de siropes: uno de ellos hecho con sésamo y el otro con la resina de ese árbol. Riquísimo. Café (no árabe, claro). Y todo ello regado con un delicioso vino.... no, jaja, de vino nada: zumo de melocotón (que sabía a ambipur, pero estaba rico).
Y todo esto por el módico precio de aproximadamente 100€, 3 personas. No está mal.
Lo curioso es pensar que esto para ellos es un desayuno. Es decir, que además de este desayuno sobre las 10 de la noche comen y a eso de las 3 o 4 de la mañana, antes de ir a dormir, cenan. Se levantan sobre las 5 para rezar y antes de eso, como aún no ha amanecido, comen algo. Vamos, que el ayuno no es tal ayuno y como resultado: todos engordan unos cuantos kilos durante el Ramadam. Eso sí, lo hacen para sentirse más cerca de los pobres.

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