sábado, 14 de noviembre de 2009

Me busco

(Por cortesía de Bebe, de su álbum Y.)

Algun dia aprenderé el porque de algunas cosas
empiezo a aprender como camina mi corazón
me precipito salto al vacio luego me siento y me pongo a buscarme
Y me busco, busco me busco y no me encuentro
Y no paro de buscarme mas y doy vueltas y pienso sin parar
y me miro en el espejo despacito,me analizo y me enfado otra vez conmigo
y me digo anda ya mujé si to tiene solución menos la muerte
Y me levanto mu segura y me echo a llorar como una niña oscura
Ya no me divierto pienso algunos dias y al otro dia no hay sol que me acueste
me echo a correr buscando no se que pensando que tal vez es posible reponerse
Y yo mientras busco me busco y no me encuentroyo busco me busco y no me encuentroy busco me busco y no me encuentroy yo busco me busco y me busco...
Y cuando mi cuerpo termine de llorar,echaré una ramita al mar
que sea balsa pá un marinero naufrago y pá que no vaya atienta le pondré yo un faro
Y ahora que he caido al fondo de una piscina que ni una gotita de agua tenia
voy a recoger mis alitas rotas y las pegaré trocito a trozo y volaré
Yo soy una montaña rusa que sube que baja que rie que calla
confusa me dejo de llevá llevá por lo que los dias me quieran mostrar
Y yo busco me busco y no me encuentro y yo busco me busco y no me encuentro
Y ya no me divierto pienso algunos diasy al otro dia no hay sol que me acueste
me echo a correr buscando no se que pensando que tal vez es posible reponerse
Y yo mientras busco me busco y no me encuentroy yo busco me busco y no me encuentro y me busco y me busco....

sábado, 7 de noviembre de 2009

Puntos de vista



Cuando vivía en España, ni de lejos pensaba en viajar a Dubai. Me parecía la típica ciudad snob, elitista, artificial, prefabricada, de mentira. Pero, a día de hoy, he de reconocer que me encanta. Me parece cosmopolita, moderna, colosal, una obra de arte. Y, lo que me ha hecho cambiar de opinión tan radicalmente es la perspectiva desde la que la miro. Porque, viviendo en Jeddah, Dubai supone un oasis de libertad. Llegar allí, colgar la abaya, poder pasear por la calle y que no me miren como si fuera verde, tuviera antenas y tentáculos en vez de extremidades, poder beber una copa, cenar en un restaurante con música en directo, ir al cine, montar en metro....en fin, estar allí y pensar que podrías estar en cualquier lugar del mundo. Aquí en Jeddah nunca olvidas dónde estás. Puedes salir a cenar a buenos restaurantes pero, mires donde mires, todo te recordará que estás en Arabia Saudí. El jueves cenamos en un restaurante tailandés en Dubai, con música en directo (un grupo cubano cantando en castellano!), y si no fuera porque de vez en cuando pasaban hombres vestidos al estilo árabe, podía pensar que estaba en Madrid o en cualquier otra ciudad europea. Y eso, viviendo en Jeddah, es lo que más valoro. Por eso tratamos de salir de aquí a menudo, porque un fin de semana de libertad supone una inyección de energía para soportar otro mes más aquí.
Es curioso lo fácil que resulta cambiar de opinión según las circunstancias que te rodean.... No digo que Jeddah sea el peor lugar para vivir, hay sitios peores, incluso dentro del país. Por ejemplo, vivir en Riyad, la capital, es más difícil pues son aún más estrictos que aquí: allí no puedes agarrar de la mano a tu marido, las abayas son más largas y más tristes (aquí aún podemos adornarlas con pedrería o bordados de colores), en todos los restaurantes te ponen un biombo para quedar oculto al resto de la gente.... Pero son esas pequeñas cosas, a las que nosotros, afortunadamente, nos hemos acostumbrado, las que, cuando sales de aquí, das la importancia que realmente tienen. Por ejemplo, algo tan sencillo, tan cotidiano, como ir a la compra, aquí se complica enormemente. Primero porque, como ya sabéis, aquí las mujeres no pueden conducir. Así que tienes que llamar a la oficina y pedir un coche, a ver si tienes suerte y hay alguno libre. Una vez superado el primer escollo, conseguir un conductor, tienes que comprobar que no coincide con los horarios de los rezos, en cuyo caso, el supermercado está cerrado y no puedes entrar, aunque si estás dentro, puedes quedarte. Y si consigues superar todos estos obstáculos y haces la compra, aún te queda el disgusto final: verte en el parking del supermercado, a la hora y lugar acordados con el conductor que te trajo, con tu carro lleno de productos frescos y comida congelada, a 40 grados y sin rastro de tu coche.....5, 10, 15, 20, 25 minutos....peleas con la oficina del compound....y entonces tu conductor aparece: como no es el mismo que te ha llevado no sabe lo que tú has acordado con el otro y él está esperando en otra salida.... y esta historia se repite una y otra vez...tan difícil es organizarlo bien? Tan díficil es mandar al mismo conductor? Tan difícil es que si no es el mismo, le informe de la salida acordada contigo? Cuando lo cuentas resulta gracioso, pero vivir esta situación un día tras otro....con lo fácil que es poder coger tu coche, ir al Carrefour, hacer la compra y volver a tu casa = 0 problemas, 0 riesgos!!!! Y esto, por supuesto, se hace extensible a cualquier otra actividad que quieras hacer fuera del compound. Ayer, sin ir más lejos, fui con mi marido a tomar un café a un centro comercial. La foto fue tomada nada más sentarnos en la cafetería, era la hora del rezo y allí nos quedamos, con las persianas bajadas, aunque, afortunadamente, esta vez había un camarero para atendernos... Lo más gracioso de todo es que te das cuenta de que muy poca gente va a rezar. Entonces, para qué cierran las tiendas? Si la mayoría termina yendo a fumar un cigarro! Esto me recuerda a las recomendaciones sindicales en España: si trabajas con ordenador, cada hora debes hacer un descanso de 5 minutos. Pues esto debe ser algo similar.....