sábado, 19 de junio de 2010

Gracioso o graciosillo?


Hace unos días leí el siguiente artículo de Arturo Pérez Reverte: http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/538/caperucita-y-el-lobo-machista/, en el que, en tono de broma, habla de algunos temas candentes de la actualidad española, especialmente del tan comentado Ministerio de Igualdad y su responsable, Bibiana Aído. Cuando empecé a leerlo me pareció gracioso, pues en tono de parodia y utilizando cuentos tan famosos como "Blancanieves y los siete enanitos", o "El Soldadito de plomo", intentaba criticar el último objetivo (que yo sepa) de la Ministra: el contenido sexista de los cuentos de toda la vida. Y comenzó bien, hasta que comenzó a narrar su particular versión de Caperucita Roja, con perlas como: "Caperucita Roja (...) está en paro y es mujer, emigrante rumana sin papeles, magrebí pero tirando a afroamericana de color, musulmana con hiyab, lesbiana y madre soltera (...)" . De repente, lo que me parecía gracioso, empezó a parecerme de mal gusto, insultante. Sé que a Pérez Reverte le gusta provocar y así lo demuestra en la mayoría de los artículos que escribe en su página web, pero creo que en este caso se le ha ido de las manos: la abuelita de Caperucita es una mujer maltratada por su marido que, además, pegó a Caperucita y cumple condena por maltrato infantil en un penal en el que presos albanokosovares le sodomizan, el lobo es fumador y franquista, los cazadores que acuden a rescatar a Caperucita y su abuela de la barriga del lobo son firmes defensores de los animales y finalmente, como sustituto al clásico "fueron felices y comieron perdices", el lobo se arrepiente de su conducta y "deja el tabaco, se hace antitaurino y funda la onegé Lobos y Lobas sin fronteras, subvencionada por el Instituto de la Mujer". Siempre he considerado a Reverte un escritor respetable. Puede que le guste provocar con sus escritos. Pero creo que provocar a base de mofarse de determinados sectores de la sociedad (muy dignos, a mi parecer) no demuestra ningún talento. Cualquier escritor de poca monta puede hacerlo. Entiendo que critique a Bibiana Aído y su absurdo Ministerio (o no, según se mire, ojalá no fuera necesario, ojalá las mujeres tuvieran los mismos derechos que los hombres). Pero que ridiculice y se burle de los defensores de los animales, de los que trabajan para evitar que destrocemos el mundo en aras del progreso, de las mujeres y los niños maltratados, del Instituto de la Mujer (que se afana por hacer llegar la educación, la salud y el empleo a las mujeres más necesitadas de ellos) me parece lamentable. Y lo peor de todo es que, según sus propias palabras "...la verdad es que lo he bordado". Si, Sr.Reverte, lo ha bordado, ha metido el dedo en el ojo de mucha gente, puede sentirse orgulloso.

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